cuestion de confianza / antonio regalado

 Agustín Díaz de Mera es una excelente persona y, presumiblemente uno de los mayores expertos europeos en refugiados y exilados. Por tanto, era el  director general de la Policía más proclive a no trabajar desde las cloacas del Estado. Como castellano viejo cree que la palabra suelda lealtades. Incluso en la Policía heredada de Bellod. Y esto es en lo que le ha fallado. Ahora se encuentra sin poder demostrar ante la Audiencia Nacional una confidencia del comisario García Castaño. Le  acusan de fabricar datos falsos para justificar el bulo del 11-M. No  encubre una mentira para tapar otra mentira. Le engañaron como a un pardillo y le han dejado solo. Díaz de Mera,  como toda la cúpula de Interior, de Acebes a Astarloa, son excelentes personas pero pésimos gestores. No saben tabular la información. Ni  confían en su propia gente. Ellos confirmaron a Hernando y a los amigos de Vera en el vértice de la información confidencial. No es que el Gobierno de Aznar mintiera entre el 11 y el 14 de marzo; es que no se enteraban.  Por eso no se les puede absolver.  Esté o no detrás de la masacre Eta.