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Bahía de Ítaca

Adios, crispación, adios / Antonio Regalado

   Le ha saludado a pié de "Audi" blindado  y le ha vuelto a estrechar la mano tras subir la escalinata de Palacio. Un gesto que no ha pasado desapercibido. Este ha sido un encuentro bien diferente a los anteriores.  Zapatero quiere que Rajoy, que todo el PP, sea el socio preferente en las negociaciones con ETA. Para lo bueno y para lo menos bueno. Y no sólo porque cuente con diez millones de votos sino porque una gran parte de esos votantes centristas  se alinean con la tesis de  las víctimas, que no deben quedar al margen del proceso de negociación.
   La lealtad popular está condicionada a que no se pague un precio político y a que el Estado de Derecho no se permita ninguna  tregua. Lo más importante del encuentro es que, según el líder de la oposición, el presidente del Gobierno le ha dado garantías de que no hay "ningún compromiso previo con la banda terrorista". Este sería el mejor punto de arranque para que el dialogo entre los dos grandes partidos volviera a los cauces del 10-M.  Mariano Rajoy ha ofrecido su apoyo para acabar con ETA (hasta su disolución) y le ha reclamado que no dé pasos en falso.
   Que Rodríguez Zapatero haya acudido a la sala de Prensa de Moncloa para explicar su posición, prescindiendo de la vicepresidenta-portavoz o del secretario de Estado solo tiene una lectura: se han desbloqueado las desconfianzas mutuas durante las dos horas y media de conversación.  O por decirlo de otra manera, el diálogo o la negociación o lo que sea se hará de forma "directa y casi exclusiva" con el presidente del Partido Popular. Más nos vale a todos.
   Hay que constatar el alto el fuego, informar a la ciudadanía y al Parlamento, convocar el Pacto antiterrorista con urgencia y actuar con altura de miras; es decir, pensando en España y no en el ombligo de los partidos. Tras dos años largos de recelos  y de engaños masivos, Rajoy y Zapatero se han convencido de que el reto de los terroristas tiene que servir, antes que nada, para unir a los demócratas. Más que nada porque el calvario puede prolongarse varias legislaturas. El círculo rojo marcado por  el líder de la oposición tiene en la Constitución el mejor terreno de juego abonado.  Al jefe del Ejecutivo le corresponde ahora fijar la hoja de ruta,  mover ficha (e informar directamente de cualquier movimiento) al propio Rajoy. El dialogo, la cooperación y la lealtad   van a marcar el ritmo de los próximos meses.  El camino no va a ser fácil porque el comunicado de ETA es simplemente volver a la Alternativa KAS. Y nadie descarta tampoco que, en la mitad del camino, una parte de los terroristas -siempre los más violentos- decidan echarse al monte con todas las armas. Es un riesgo que merece la pena correr. Juntos podemos vencer al terrorismo. Definitivamente. En todo caso, de los saludos, los tonos y las sonrisas hemos aprendido en este último martes de mes que la crispación (política)  se ha ahuyentado. Como por encanto. Adiós crispación, adiós.

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