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Bahía de Ítaca

adiós, agosto, adiós / antonioregalado

   Este mes de agosto, el presidente Rodríguez se ha caído del nogal  de ETA y ha comprendido que ‘proceso de paz’ solo significa chantaje. Maragall se jacta  de que el Estado (español) sea residual en Cataluña y amenaza con denunciar al Ejecutivo ante el TC.  Zapatero ha visto desde las alturas como ardía Galicia por tres de sus cuatro costados sin que la España plural coordine sus mangueras  y en su retiro canario ha comprobado que su política de inmigración –que como denunció TRIBUNA ya la padecemos en Salamanca, aunque en menos medida que Murcia, Madrid o Valencia- es un despropósito más cargado de cayucos.  Todos esperábamos más de nuestro ministro bejarano.   

Para colmo, los embalses tocan lodo, los turistas descienden en nuestra ciudad y en Villada (Palencia), el exceso de velocidad combinado con la falta de controles de frenado automático cortaron para siempre el camino a seis personas que regresaban a casa tras visitar al Apóstol. Un amasijo de hierros y de sangre.    

Todas las muertes son dolorosas pero las biografías de Julián Campo Fernández y de José Manzano Gete –un empresario y un médico reconvertidos en misioneros y enamorados del Camino de Santiago y de los más pobres de entre los pobres del Tercer Mundo- nos han dolido sobremanera. Nadie hay mejor que el que da la vida por los amigos, pero ¿a qué jugaba Dios en esas primeras horas de la tarde del lunes 21, cuando el ‘Intercity’ La Coruña-Irún se retorcía como un acordeón contra los muros del puente en esa curva interminable y asesina?   El fantasma del general Franco a lomos de un camión camino del depósito de cadáveres es la mejor metáfora del gobierno Rodríguez.  

A todo esto ¿qué culpa tiene el caballo?  Cuando llegue septiembre, los problemas pendientes desde el 14-M, más los errores acumulados  en dos años de desgobierno, comenzarán a pasar factura. Cuando se firman letras siempre terminan cobrándolas los prestamistas más desalmados: ETA, Batasuna y los nacionalismos excluyentes. La vida, señor presidente, es un infierno cuando se está mirando siempre hacia atrás.  es la mejor metáfora del gobierno Rodríguez.  A todo esto ¿qué culpa tiene el caballo?  Cuando llegue septiembre, los problemas pendientes desde el 14-M, más los errores acumulados  en dos años de desgobierno, comenzarán a pasar factura. Cuando se firman letras siempre terminan cobrándolas los prestamistas más desalmados: ETA, Batasuna y los nacionalismos excluyentes. La vida, señor presidente, es un infierno cuando se está mirando siempre hacia atrás.

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