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Bahía de Ítaca

leer los pensamientos / antonio regalado

   Un equipo de investigadores del Instituto Max Plack (IMP), de la RFA, ha logrado desarrollar un ‘scaner’ que permite leer los pensamientos antes de ser ejecutados.  La noticia, como todas las que poseen un  carácter revolucionario, ha pasado por los periódicos con más pena que gloria. Los expertos en neurología  y criminología hablan de un descubrimiento extraordinario. Utilizando éste método se puede escudriñar el cerebro – concretamente el córtex medio prefrontal-  y conseguir leer las intenciones y los deseos.  John-Dylan Haynes, miembro de la citada sociedad científica, –por cierto, la más prestigiosa del mundo y con mayor número de Premios Nobel-,  y responsable del departamento de Ciencias cognitivas y  cerebrales del IMP,  viene a decir que el invento es “algo así como encender una antorcha para poder leer lo que hay escrito sobre un muro”. Investigadores de Berlín y Londres han unido esfuerzos para  identificar imágenes cerebrales identificadas con la mentira, las conductas violentas y los prejuicios raciales. Es claro que se pueden sondear intenciones, ideas, esperanzas y emociones de las personas.  ¿Existe el ADN ideológico?   La técnica permitiría contestar un correo electrónico con el pensamiento, mejorar el rendimiento de los ordenadores convencionales y ayudar a los discapacitados. Dado que cada persona es diferente y las querencias y deseos únicos, se trabaja ya en el sistema común que  intuya qué paradigmas van asociados  a los distintos pensamientos. Si ustedes recuerdan, esta historia se recreaba ya en la película ‘Minority Report’, de Steven Spielberg, en la que los juicios se celebraban antes de que se quebrantara la ley y se utilizaba como prueba de la acusación un scanner cerebral.  Lo de Orwell y el ‘Gran Hermano’ se queda en nada comparado con este avance tecnológico. Los propios creadores temen que no sea utilizado adecuadamente y propugnan una comisión neuroética que ponga los límites y marque las líneas rojas que no se pueden traspasar.  ¿Podría reprogramarse para dictar órdenes en un ser humano? Podría. ¿Se podrían manipular los sentimientos? Seguro. Ya explicó Anicio Manlio Severiano Boeccio (Roma, 480 – Pavía, 524) que la eternidad es cuando al presente no lo falta de nada.    

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