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Bahía de Ítaca

oracion por el amigo ausente/2 - antonio regalado

   Le había perdido la pista desde que abandonara la política activa. Y al desayunarme, como cada mañana, con el ABC electrónico, me entero de que Jesús Garrido, el ex secretario regional del Partido Popular ha muerto. Un cáncer invisible y homicida se le lo ha llevado por delante justo cuando acababa de saltar el listón del medio siglo.      

Conocí a Jesús en su etapa de presidente de la Diputación Provincial de Ciudad Real y nunca aprobé su error –inmenso error- de aquella subida encubierta de sueldos que  proyectó y distorsionó su imagen a nivel nacional. Pero más allá de la anécdota, Jesús era persona, afable, cordial, muy preocupada por el Partido Popular –por la gente-  y siempre pegado a la tierra. Era, como muy bien le ha definido la presidente regional, “un hombre de conciencia y de consenso".     

La elección como presidente regional de Agustín Conde, le brindó la oportunidad de ser reelegido secretario general pero pronto cayó en la trampa de ‘estabularse’ a la Mesa de Las Cortes. Y allí acabó su influencia interna y externa. ¿Cómo un secretario general puede ostentar un cargo institucional? ¿Qué margen le quedaba para la crítica abierta al entonces presidente Bono? Discutimos este asunto cuando ya había sido nominado vicepresidente. Y ahí terminó realmente su carrera política. La división interna (en realidad había doce partidos populares: dos por cada una de las provincias y otros dos en Talavera) era una constante que nadie quiso atajar entonces. La bicefalia del PP –el presidente casi nunca ha liderado la oposición desde la bancada de las Cortes Regionales- y el miedo escénico a la figura de José Bono, unido al cambio de candidato en cada elección,  han posibilitado que el PSOE se haya convertido en el Partido de la Región , como muy bien ha señalado el nuevo  candidato socialista José María Barreda.    

Por fortuna, ese ciclo parece haber llegado a su fin y hoy –si nos atenemos a las llamadas telefónicas a los programas en directo- el Partido Popular está más unido que nunca. María Dolores de Cospedal, con una política de precisión y de integración está ilusionando a sus militantes y a los castellano-manchegos para posibilitar un cambio  tranquilo.      Pero tiempo tendremos de analizar el presente. En este jueves, primero de marzo, cuando la primavera estalla por los cuatro costados, es momento de rendir homenaje a un centrista que junto al ex alcalde de Ciudad Real Francisco Gil-Ortega mantuvieron el pendón popular en aquella provincia en plena hegemonía bonista. De hecho, junto al dúo Tomey-Bris, en Guadalajara, hicieron creer que el Gobierno de Fuensalida estaba cercado por todos los flancos; Diputaciones y Ayuntamientos de las cinco capitales, más Talavera pudieron dar un vuelco a la situación. Pero una vez más, la falta de unidad de  los populares, impidió la victoria.  La historia ya está escrita. La poítica es tan ingrata que una década después de que llegara a la cumbre del poder en el PP, nadie le recuerda. Estas lineas quieren reverceder su memoria.   El cirujano Garrido sabía muy bien en la recta final del siglo XX cual era el diagnóstico y el protocolo de actuación para extirpar el cáncer de la división interna que aquejaba al partido de Aznar, pero la falta de liderazgo –el PP era el reino de los doce Taifas-  pospuso siempre la operación a corazón abierto que necesitaba el enfermo. Hoy, se hubiera sentido orgulloso de  que aquella terapia ha funcionado y que a ochenta y seis días del 27-M todos los escenarios están abiertos de par de par. O ahora o nunca.     Socialistas y populares han lamentado la pérdida del político Jesús Garrido. Siempree fue un caballero de la política, un reino donde no abundan los caballeros.    

La partida de ajedrez que libraba contra el cáncer desde hace tres años  -una agonía infinita para un médico- acaba de perderla definitivamente. Pero que conste que ha luchado hasta e último aliento. Es el momento de solidarizarnos con su familia tras este jaque mate a la vida de un hombre libre. Deja esposa y tres hijos. Les acompañamos en el dolor. A partir de hoy, sus amigos nos sentimos un poco huérfanos. Para los creyentes, la vida es un tránsito. Así es que, como caminantes, -más allá de Machado, don Antonio-, aún nos queda rezar un padrenuestro por su alma. Es la más sencilla y hermosa  de las Recueaplegarias; una oración colectiva por el recuerdo del amigo  ausente.                         

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