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Bahía de Ítaca

Zapatero y Rubalcaba, portavoces / antonio eegalado

Congreso/ Control al Gobierno Talante: el ministro de Justicia cambió la actitud chulesca de su primera comparecencia aunque el PP le acusó de confundir el derecho con las puñetas. Aclaración: cuando dije ‘mis jueces y mis fiscales” lo hice en sentido cariñoso.Fuera dudas: "Si Batasuna quiere presentarse a las elecciones tiene que cumplir la ley de partidos".   Zapatero y Rubalcaba únicos portavoces en el  proceso de paz   M. Antonio Regalado. Madrid “Ustedes haga las leyes y déjeme a mí los reglamentos”. Esta frase del conde de Romanones la toman al pié de la letra todos los gobiernos en cuanto se instalan en la Moncloa. Y eso es lo que sucedió ayer miércoles cuando el Partido Popular presentó una batería de siete preguntas contra el nuevo ministro de Justicia, Mariano Fernandez Bermejo,  tras la provocación y altanería con la que se presentó y contestó a la oposición el pasado día 21.  El Gobierno, que no está para correr riesgos inútiles, amparándose en el artículo  188.3 del Reglamento del Congreso, traspasó las preguntas de grueso calibre (las del terrorismo y la legaizalición de Batasuna y satélites) al ministro Rubalcaba.   Bermejo, el notario mayor del Reino se limitó en esta ocasión a admitir que su capacidad de síntesis no es muy grande y quizás, aun no se ha quitado del cerebro el chip de fiscal.   Los populares aprovecharon las preguntas para recordarle  al ministro que se serenara.  “No es culpa del PP –insistia Zaplana- que usted haya accedido a dedo a todos los cargos”. El democristiano Jorge Fernández le exigía que condenara los GAL y Ana Tormo, le espetó en corto y por derecho: “Usted confunde el derecho con las puñetas”.  El ministro Bermejo entendió el mensaje y en vez de envalentonarse, se revistió de una humildad seudofranciscana   aunque no aclaró si el CGPJ es ilegítimo (aunque sea legal); se salió por la tangente en lo de la guerra sucia. “Yo tengo nada que condenar porque estoy a favor de las libertades” y terminó, entre aplausos, con éstos versos del poeta  canario Tabares Barlett: “Tener para la ofensa recibida/ pronto perdón y olvido para el daño; y siempre exento de maldad y engaño/ llevar la frente por el mundo erguida”. ¿A qué es bonito?,  sonrió ingenuamente.  Luego, desapareció.   Las otras tres preguntas sobre de Juana Chaos, el PCTV y la Ley de Partidos enfrentaron a Acebes, Del Burgo y Michavila con el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Desmintió el ministro que el múltiple asesino reciba privilegios en el hospital Doce de Octubre, donde se ncuentra internado; desveló que el último informe de la Policía Nacional del mes pasado desvincula al Partido Comunista de las Tierras Vascas y reiteró que el Gobierno cumplirá la Ley antiterrorista. En el fondo de esta ofensiva popular se esconde  el temor de que el Gobierno ‘legalice a Batasuna o a alguna de sus listas blancas’ y que estén presentes en los Ayuntamientos y  Diputaciones forales. Por decirlo con en sus propias palabras, “que ETA no se ría de la democracia española”; en suma, lo que cree una mayoría de españoles. “Si Batasuna quiere ir a las elecciones tiene que cumplir la ley de Partidos”, enfatizó Rubalcaba; “y si no, no irá”.  El ministro, sobrado dialécticamente, se permitió esmaltar su parlamento con ironía. Al secretario general del PP, que le llama en los mítines mentiroso, le recordó a Bécquer: “¿Y tú me lo preguntas? Mentira eres tú. (Aplausos de la bancada de la izquierda)   Al ex ministro de Justicia, José María Michavila, agente de grandes eventos, le espetó sin acritud: “Me agrada verle por este hemiciclo entre concierto y concierto de Shakira".  Era otra manera de distendir una jornada caliente que el Ejecutivo amarró bajo la batuta de Rubalcaba. La experiencia en política vale es un grado.  La sangre no llegó al río pero en pasillos, el PP insistió en que la próxima semana volverán a la carga. Objetivo: desmontar lo que los populares denominan hechuras totalitarias de un ministro de Justicia sectario. Pero la lectura de este pleno de control al Gobierno es más sencilla: los únicos portavoces sobre el terrorismo y el proceso de paz son el presidente Rodríguez Zapatero y su fiel escudero Alfredo Pérez Rubalcaba.     El ‘efecto Solana’     El de ayer fue el control de gobierno más plácido para el presidente Zapatero. Se lució apabullando con datos al PNV asegurando que su gobierno cumple su programa electoral: “Hemos contestado   100000 preguntas por escrito en el Congreso y 60000 en el Senado”; luego se limitó a alabar, contestando a Rajoy, la labor de las tropas españolas en  Afganistán y anunció medidas de choque para que los trenes de cercanías lleguen puntuales a Barcelona. El impoluto Durán y Lleida estuvo sublime al constatar que en la última semana ha habido ‘un doceavo’ número de accidentes. Ya ven el efecto Solana continúa.                                

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