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Bahía de Ítaca

Tregua permanente popular /Antonio Regalado

Pongamos que hablo del Reyno de don Quixote

Las razones para  que José Manuel Molina decline encabezar la lista del PP a las elecciones autonómicas de mayo/2007 tienen un marcado carácter personal. Y en este caso, la familia sí es más importante que la política. Es rotundamente falso que la cúpula del PP se haya enfado con el alcalde toledano; Mariano Rajoy y Angel Acebes conocen y comprenden los motivos. La responsable de política autonómica, Soraya Sáenz de Santamaría, comentaba a preguntas de ABC-Toledo: “Estamos en tiempo de juego; las decisiones se tomarán tras la Semana Santa. Niego que haya inquietud en la Región por este asunto que solventaremos como siempre desde la unidad”.
La renuncia de Molina tras su encuentro con los presidentes provinciales le honra; es el hombre que más ha tirado del carro popular en los últimos 20 años y, sin duda, el líder más valorado tras el eurodiputado Luís de Grandes. Esta oportunidad tiene que lidiarla un hombre (o una mujer ¿por qué no una mujer?- que haga de una vez y para siempre partido. Parafraseando a José Bono, tienen que darse cuenta que "juntos son más que separados".  El PP ha estado  partido por la mitad en Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Toledo y en el feudo de Talavera demasiado tiempo. El presidencialismo toledano debe concluir.
La culpa es de todos. Empezando por Génova, 13,  que siempre ha dado por hecho que el ex ministro de Defensa era invencible. Bien, ahora sabemos que el adversario a batir no era Bono sino el propio PP desde su división interna. Las encuestas confirman que José María Barreda es un presidente consolidado.
En la dirección nacional se trabaja ahora para que antes de final de mes se reúna el Comité Regional y que el actual presidente, en un último acto de servicio, renuncie en la misma sesión que se nombre al candadito a la Junta. El cabeza de lista debe tener manos libres no sólo para “patearse” CLM de parte a parte sino para ganarse la confianza de los militantes y apostar por unas listas cohesionadas para, si se gana –cosa nada fácil- intentar hacer olvidar cuanto antes los 23 años de hegemonía socialista; y si se pierde, ser el jefe de la oposición  sea quien lidere desde las Cortes de Fuensalida el control permanente al Ejecutivo.
Las ambiciones (legítimas) se han desatado en los últimos tiempos. Los diputados nacionales, Alejandro Ballesteros, Ignacio Echániz y Carmen  Quintanilla; la portavoz parlamentaria Carmen  Riolobos; la concejala Natalia Tutor o el alcalde de Tomelloso Carlos Cotillas son seis nombres propios con biografía "regionalista" acreditada.  Ballesteros es el mejor colocado. No es bueno que se imponga por el "dedazo" molinista. O sellan un pacto previo por la unidad, -un pacto que incluya al menos para el candidato otra oportunidad en 2011 si los resultados son satisfactorios el próximo año- antes de comenzar las nominaciones, o estarán donde siempre: en la oposición. 
Que miren por el retrovisor de la historia y recuerden cómo se ganaron en la década pasada las cinco diputaciones, los cinco ayuntamientos de las capitales de provincia   y el de Talavera. Trabajando.  Y, de paso, cómo se perdieron cuatro años después por falta de unidad.  Se impone una tregua popular  (permanente) ya.
 



 

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