morir por nada / antonio regalado
El lunes negro valenciano ahogó en lágrimas la lección magistral del presidente José María Aznar en el Campus de verano de FAES. Cien horas después de que el presidente del Ejecutivo bendijera las conversaciones PSE-Batasuna, su antecesor en La Moncloa lanzó una carga de profundidad contra el ‘proceso de paz’. ¿Por qué le llaman paz cuando quieren decir rendición? El presidente Zapatero se situó en el centro de la diana; Aznar le acusó de ser un títere en las manos de los terroristas. “En el día señalado, en el lugar que le dijeron, ha pronunciado –dijo solemnemente- las palabras que le exigieron; ahora caminan juntos”. El discurso fue un alegato contra la falta de convicciones democráticas de un presidente en activo; no recuerdo precedente tan feroz en toda la etapa democrática. Y no es lo peor qué dijo de ZP sino cómo lo dijo. Susurrando al oído de los asistentes, como si supiera que sus premoniciones se fueran a cumplir. Estas fueron sus palabras: “Los verdugos van ganando la partida; ¿Y esto es paz? No estamos hablando de que los terroristas entreguen las armas sino de que los ciudadanos normales entreguemos nuestra democracia, nuestra dignidad y nuestra nación”. Luego, le abroncó por hacer un reconocimiento explícito del derecho de autodeterminación olvidando aquellas palabras de diseño: “si vivimos juntos, decidimos juntos” y recordó a las víctimas: “Han muerto por nada, las mataron para nada”. En tono apocalíptico, Aznar se dolió en voz alta de que el presidente Rodríguez haya aceptado el calendario y el lenguaje de ETA demostrando a los terroristas –subrayó- que está dispuesto a aceptar sus condiciones. Según el consejero del magnate Rupert Murdock, ‘vamos hacia una España más dividida, con rivalidades para compartir el agua; con derechos diferentes en cada comunidad autónoma como en los viejos fueros medievales y con instituciones vacías de contenido’. Media España frente a la otra media. Otra vez. ¿Quo vadis ZP?
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