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Bahía de Ítaca

la dialécticsa vcomo método (y II) antonio regalado

En nuestra anterior entrega, en reconocimiento al profesor José Augusto Ventín Pereira, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, subrayábamos su pasión por la investigación en la radio y en las empresas de medios de comunicación social, desde el punto de vista de creadores de contenidos. Sus ensayos –aquí hemos analizado nada más “Programación en Radio: una propuesta teórica” y “Gestión de la Producción de Contenidos en los medios”, Fragua Editorial- confirman su irrefrenable afán por la independencia de criterio, a veces, nadando incluso en contra de la corriente. Siempre ha escogido el camino más difícil; por ello su mérito es notorio. Hoy, continuamos el recorrido por su biografía universitaria y vinculamos su pensamiento al de los clásicos, concretamente a Epicuro. Nos habíamos quedado en el análisis de cómo la actualidad política condiciona no solo el mensaje sino la programación de las cadenas; en resumen, la fuerza de la opinión pública –o lo que es lo mismo, la fuerza del CIS- condiciona toda la actualidad. No solo el presente, sino el futuro. Y lo demostrábamos con ejemplos cotidianos.

Continuamos con esta pregunta clave:  ¿Para qué servimos los periodistas hoy? Para casi nada. ¿De qué forma afectan estas ‘actitudes informativas opacas’ a la programación radiofónica, escrita o televisiva?  Sin duda, de forma negativa.  Las leyes estructurales de la programación (realismo, posibilismo, armonía, continuidad y soberanía y ejecutividad) que se aportan como conclusiones  a la propuesta de programación radiofónica representan una aportación teórica pero no agotan el campo de análisis e investigación. En esta línea argumental observamos cómo la dimensión temporal de la programación viene diseñada más por las propuestas políticas (o deportivas, caso de “Cuatro” y La Sexta”  con el mundial futbolístico) que por la previsión de los programadores.  Los  staffs de los medios de comunicación social se mueven más por el “share” que proporcionan el EGA (Estudio General de Audiencias ) y el EGM (Estudio General de Medios), las encuestas pre-solicitadas y el olfato político para ‘contraprogramar’ si procede sin respeto a los ciudadanos.    

Suscribimos en toda su dimensión las palabras del catedrático emérito don Pedro Farias, quien en su lección magistral de despedida, en la Facultad de Ciencias de la Información, definió (certeramente) al profesor José Augusto Ventín Pereira  como “un peligro necesario”, un calificativo cariñoso –de hombre a hombre de letras- para resaltar que éste maestro tierno y entrañable utiliza la dialéctica como una herramienta más para hacer de la Universidad un punto de encuentro y no una fábrica de funcionarios a la hora de explicar teorías que no se sustentan ni con la realidad ni con la práctica profesional. El profesor Ventín aúna la teórica con su trabajo de investigador y coilaborador de la radio pública (y experimental);  por tanto, conoce todo el proceso de la comunicación desde ambas orillas de la experiencia.Sus artículos semanales en la prensa provincial delatan más al político que al profesional. Y no oculta su visión socialista del mundo en cada línea. Bebe en fuentes solventes y por ello, escribe sobre el futuro inmediato, (Estatut o negociaciones con ETA) siempre en clave visionaria. Y certera.  A veces, contra pronóstico y contra el tiempo.

No es frecuente asumir riesgos entre los comentaristas políticos; Ventín los asume, semana a semana, jugando en ocasiones a la ruleta rusa y, en otras, provocando incluso la ley de la gravedad política, que el paso de las horas confirma contra viento y marea.  Dos ejemplos: a principios del curso de doctorado me confirmaba que el Estatuto de Autonomía para Cataluña pasaría el listón del Congreso. Y así fue; posteriormente, cuando muchos pensábamos que el presidente Zapatero no daría el ‘nihil obstat’ a las negociaciones con ETA con el apoyo en contra del PP, nuestro personaje reafirmaba que sería capaz de hacerlo contra viento y marea. Y que ya lo tenía predeterminado. Y así ha sido. Dos ideas-fuerza  pues, de que las convicciones pueden extenderse hasta el límite cuando se posee toda la información necesaria. En lo referente al texto “Gestión de la Producción de Contenidos en los Medios”, del mismo autor, su lectura me convence en la idea primera: Ventín es un buscador infatigable. Es creativo, original y generoso –y en eso comparto las ideas de Pedro Pablo Gutierrez González, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Vigo- tanto si se le demanda ayuda académica como personal. Siempre está disponible. Disecciona la empresa periodística con la exquisitez de un entomólogo. 

Bien sabemos los que nos dedicamos a este oficio que la organización periodística persigue tres objetivos básicos: generar audiencias, conseguir publicidad y beneficios económicos. El cuarto objetivo –y a veces el más urgente- es el de constituirse en un baluarte de influencia y de poder.  En los márgenes del texto he anotado, a lápiz, conceptos como información, publicidad y propaganda; vender imagen, el periódico como escaparate de venta: libros, relojes, viajes, vajillas, DVDs, TDTs, teléfonos móviles, MP4,  etc… es decir, las variables comerciales que modifican sustancialmente los contenidos.  

Luego, releo estas preguntas. ¿Qué es la información? ¿Cuál es el valor de la información? ¿Cómo se crea la información? ¿Quién consume la información? ¿Cómo se consiguen los lectores? ¿Cómo se fidelizan? Hoy constatamos que es más fácil cambiar de esposa o compañera que de periódico. ¿Cuáles son las cadenas invisibles que nos unen a una cabecera periodística o a un determinado telediario? La identificación ‘nacionalista’ o de pertenencia a un grupo. José Augusto Ventín intenta dar respuestas a éstas y a otras muchas preguntas que va desgranando a lo largo y ancho de las 527 páginas del libro. Por ejemplo, cuando describe a la empresa periodística otorgándole el rango de cuarto poder, en una especie de mediación entre el individuo y la sociedad. 

No quisiera explayarme en los continentes de un texto tan prolijo pero colijo cómo, capítulo a capítulo, el texto está construido con métodos sociológicos, ora en la toma de decisiones de la dirección de los medios, ora sobre la estructura social de Pearson. Las variables de afectividad-especificidad,  universalismo-particularismo, adscripción-adquisición, diferenciación-variabilidad y  auto-orientación-orientación colectiva  condensan la ambición de este trabajo.  El empirismo es la base de toda la obra. En este sentido, -y rastreando en la historia del pensamiento filosófico  -dicho sea con toda la modestia- bien pudieran engarzarse con el del gran Epicuro.  

La sociedad helenística estaba en tiempos del gran pensador de Samos (341 al 270 a.C.) gravemente enferma; veinticuatro siglos después, la nuestra está desenfocada, -en el sentido woddiliano del término- y aquejada también de males orgánicos y psíquicos. Epicuro fue un terapeuta de su tiempo; diagnosticó los males y trató de encontrar soluciones duraderas. Y éste sí es un punto de coincidencia, un punto de encuentro entre el griego y el gallego. Epicuro interpretó hechos, se enfrentó a la fatalidad de los dioses y empezó a comprender al hombre, al ser humano. Fue un precursor de Hume, Hegel,  Kant, Marx-Engels, Nietzsche  o Sartre.  La historia de la dialéctica en la antigüedad –como ahora- investiga la naturaleza de la verdad;  es el arte del diálogo y la discusión, la lucha de contrarios, la técnica del razonamiento y el modo de ordenar los conceptos en géneros y especies hasta dotarlos de fuerza universal.  Más allá del brahamanismo, fue Heráclito quien explicitó la teoría frente a Parménides de que ‘nadie puede bañarse dos veces en el miemos río”, confirmando dos proposiciones, dos pilares en la estructura del pensamiento:  1) todo fluye, todo está en movimiento y 2) todo está formando por opuestos que siempre están en estado de tensión dinámica. Las reflexiones de Platón en sus ‘Diálogos’ y en ‘Gorgías y Teetetes’  abundan en la dialéctica como método de avanzar en los conocimientos. Las preguntas críticas, comprometidas y en serie de Sócrates a sus interlocutores pueden considerarse objeciones para que las teorías que se muestren contradictorias no puedan aceptarse como verdaderas. Aristóteles en su Metafísica busca encontrar los principios por demostración.

No es el momento de repasar el materialismo dialéctico que tanto ha condicionado los últimos 150 años ni de analizar en profundidad la dialéctica de Hegel basado en la introducción de la contradicción. La lógica dialéctica, con su causa y efecto es lo que más nos aproxima a la realidad. En esta línea directa del pensamiento racional llegamos hasta Sartre para recordar que su ejercicio dialéctico en “Crítica de la razón dialéctica” pertenece más al mundo de la controversia, la polémica y el debate. Y aquí enlaza el profesor José Augusto Ventín  en su defensa del conocimiento y de las transformaciones sociales con su pasión por los medios de comunicación de masas como herramientas para ese cambio cuasi revolucionario. Pero, si me permiten, vuelvo a la idea primigenia, al pensamiento epicuriano del alumno de Demócrito. Según esta disciplina, el saber  por el saber carece de sentido. El saber es un saber para la vida, y su valor se conoce por su utilidad para ella. La Filosofía ha de conducirnos a la felicidad y el saber adquiere valor en cuanto nos lleva en esa dirección. Frente al derrotismo de los estoicos y los cínicos, los hedonistas de Epicuro apostaban por el placer y por evitar el dolor. Lo bueno es lo que gratifica, lo que nos da placer. Pero no propugnaba el desenfreno sino la ataraxia (ausencia de dolor y paz en el alma). El supremo mandamiento es la prudencia y sin ésta no hay ni moralidad ni justicia.  José Augusto Ventín  ha puesto toda su sabiduría,  que no es poca,  y todo su empeño, que es mucho,  en encontrar soluciones a los comportamientos de las directivas multimedia. Y como Epicuro, su filosofía muestra un sentido global y una formación sistemática y coherente porque trata de dar respuestas objetivas. Ambos operan con método, método que exige unas condiciones previas naturales y necesarias para elaborar el sistema y luego sobre ellas se construye el propio sistema con principios  doctrinales  y rigoristas. Ventin y Epicuro estudian la teoría del conocimiento y mantienen la investigación bajo la especie de sensaciones, sentimientos e imágenes. (Choque de átomos, movimientos sociales…)  Para el sabio de Samos, la imperturbabilidad es condición de los diosoes; para Ventín los motores del universo (impulsos de la sociedad)  vertebran toda la acción humana.  

Hay un punto de disenso importante que únicamente se explicaría por las diferencias de tiempos y de espacios.  Y es que mientras Epicuro aconsejaba incluso el desinterés por la política, para alcanzar la paz, nuestro profesor, muy al contrario entiende que el compromiso político es un factor obligado para el devenir ‘progresista’. Epicuro y Ventín apuestan no por los resultados a corto sino a largo plazo, por encontrar teorías universales que refuercen la dignidad del individuo.   Paz, seguridad y amistad, son tres conceptos que sueldan la vida del pensador gallego y del helenista. Los dos fueron profetas en su tierra, ambos gozaron de credibilidad y en fin, sus amigos eran tantos que ni siquiera ciudades enteras bastarían para dar cuenta de ellos.  

El rosario de analogías que encuentro entre la obra de Epicuro y la  de este científico social que es José Augusto Ventín Pereira es asombroso. Se podría construir una cadena de similitudes que  nos llevaría a la conclusión que si, por una parte, el pensamiento de Epicuro sigue hoy más vigente que nunca, la avariciosa ambición investigadora del profesor Ventín al respecto hinca sus raíces en la mejor tradición ateniense. Los conocimientos sobre la Naturaleza del sabio griego no son menores que los que el profesor celta proyecta sobre la naturaleza humana. En los textos de Epicuro y en las clases de nuestro homenajeado hemos aprendido enseñanzas como éstas: “En una disputa entre personas amantes del razonamiento gana más el que pierde, debido a que aprende más que nadie”. O este axioma: “Nada es suficiente para quien lo insuficiente es poco”.La misión de la radiodifusión –leemos en Ventín- es aumentar y fomentar la evolución de las sociedades humanas. La Radio es un factor del proceso universal del cambio social”

Dos hombres y un destino: la enseñanza como fin. La dialéctica como método de filosofía de vida. Y de obra. La honestidad profesional, el arte de la estrategia como dinamizador de la conciencia individual. Veinticuatro siglos de distancia y la misma honradez intelectual para despejar dudas.  Querido profesor y amigo, gracias. Vale._

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Firma este articulo Gerardo Saez, periodista. 

1 comentario

Gemma Sara Ventín Sánchez -

Dos líneas para agradecer tan cálidas palabras, por definirlas de alguna forma. La verdad es que no estoy segura de cómo he llegado a la entrada de este blog, ya del 2006. La verdad es que no estoy segura si tendrán respuesta. Pero me llena de orgullo el poder disfrutar de la visión de un padre (que ha sido algo más que eso, pues ha sido y es modelo de inspiración) desde los ojos de un extraño. Un cordial saludo y gracias.