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Bahía de Ítaca

llana, sin leña y sin agua / antonio regalado

 No se han encontrado restos de casas etruscas -en Seseña, lógicamente-, ni en Italia, pero el interior de las tumbas encontradas en Tarquinii, sugieren que tenían tejados planos o a dos aguas, de teja, con una, dos o tres habitaciones, dependiendo de la importancia social del dueño. Bien, pues pisos con dos, tres y cuatro dormitorios; con salón, dos cuartos de baño, plaza de garaje, piscinas, jardines, lago con surtidor y en bloques de diez alturas es lo que ha provocado la polémica y la denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción. Un sueño para 13.508 familias.

  La reunión mantenida a principios de mes entre el consejero de Urbanismo y Vivienda, Alejandro Gil y el alcalde de la villa toledana, fronteriza a Madrid, Manuel Fuentes, de IU, a fin de buscar una solución a los problemas que se avecinan cuando se pueble “Residencial Hernando”, por la falta de equipamientos sociales, indica que al otro lado del brazo de la ley se están barajando fórmulas para no llegar a las municipales del próximo año con las manos vacías. El dilema es sencillo: pactar o dinamitar el futuro de esta villa con tres núcleos dispersos: Seseña, Seseña Nuevo y el Barrio de la Estación.

   El avance de la industria frente a la agricultura y la atracción fatal de la Comunidad Autónoma de Madrid, la han convertido en los últimos veinte años en un oscuro objeto del deseo especulativo. “Era una fruta demasiado madura”, confesaba un lugareño a este periodista mientras contemplábamos desde el arcén de la autovía el
‘banco de grúas’ que, cual lanzas pintadas por Diego Velázquez en la “Rendición d e Breda”, se eleva sobre la meseta desafiando el horizonte de esta nueva Manhattan. ¿Pincharán esas grúas la burbuja inmobiliaria?

   Seseña, en plena celebración de sus fiestas patronales de la Asunción y de San Roque, está viviendo estas fechas al margen de las trifulcas políticas. La página web del Ayuntamiento asegura que cuenta con todos los equipamientos básicos de una ciudad sin perder la tranquilidad y sosiego característicos de una comarca salpicada por viñedos. Eso era hasta ahora, claro. Porque el poblado que se levanta ente la N-IV y la Radial 4, a casi cuatro kilómetros de Seseña Vieja ha reverdecido los peores demonios familiares encanallando la vida política, económica y judicializando paralelamente las actuaciones de dos administraciones: la local y la regional. Ya nada será igual en esta tierra bañada de lejos por el Tajo y el Jarama.
   Elevada 609 metros sobre el nivel del mar, Seseña fue enclave decisivo en el siglo XIII, como punto de encuentro y de cruce de caminos en la reconstrucción nacional iniciada el 722 en Covadonga. El castillo de Puñoenrostro, “a un tiro de ballesta del pueblo primitivo”, donado por Enrique IV al regidor de Segovia, Diego Arias Dávila nos habla de una historia medieval con fronteras marcadas por la fuerza de la unidad. Fernando III, impulsor de las catedrales de Burgos y Toledo, consideró siempre que este enclave era esencial para luchar contra los musulmanes, tras la victoria de Las Navas de Tolosa y siglos después, los Reyes Católicos asignan a Andrés Cabrera y a su esposa, Beatriz de Bobadilla, marqueses de Moya y señores de Chinchón estos terrenos por su ‘leal contribución’ a la Reconquista.

  Ya en aquel tiempo, las crónicas dan cuenta de que esta tierra “es llana, templada, carente de leña y escasa en aguas”. Como hoy. La expansión de los reyes castellanos hace que esta zona dependa de la diócesis de Segovia hasta que la reforma provincial de Javier de Burgos, en l834, se adscribe a la provincia de Toledo.

   El 14 de noviembre de 2003, el actual primer edil de Seseña, se quejaba al ministerio de Fomento de que a pesar de estar tan próximo a la capital del Reino, no para el tren de cercanías, no dispone de un transporte público regular con Illescas –su cabeza de partido judicial- y tan solo existen dos servicios de autobuses a Toledo: a las 6:00 y a las 13:00 horas. Y prosigue sus lamentos al ministro Álvarez Cascos: “durante la época de verano en muchas de sus zonas no llega el agua. Y no hay depuradoras de aguas residuales”. Reprocha el alcalde al ministro popular que solo se acuerda de Seseña para que quede seccionada por autopistas y líneas de ferrocarril y, aprovechando que la Red es infinita hacía oír su voz hasta el Palacio de Fuensalida. Nadie escuchó su quejío.

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