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Bahía de Ítaca

con la inmensa mayoría / antonio regalado

     Cuando al filo del telediario de las tres, la mayor parte de los   delegados e invitados a la Conferencia Política del PSOE regresen a casa, llevarán en su mente y en su corazón un solo pensamiento: ganar en 2007. Y el aperitivo, Cataluña. El ambiente de este cónclave socialista estaba bien estructurado: un eslogan sencillo: cambiamos con España. Y un mensaje de renovación: nuevos tiempos, nuevas políticas.  Los socialistas han decidido anticiparse al futuro. Nuevos retos, nuevas respuestas, nuevos derechos y nuevas ciudades.      

El contagio era mayoritario pero siempre hay quien prefiere militar en las convicciones que en el fervor colectivo.  Y éste es el caso de nuestro protagonista. El presidente de Castilla-La Mancha lo tenía fácil para seguir calentando el ambiente que despertó su predecesor, José Blanco. El secretario de organización  socialista gastó los mejores minutos en sacar tarjeta roja a Rajoy hasta en doce ocasiones. Pero, José María Barreda sabe que en esta tierra la moderación es la  mejor arma para convencer.    

Elegido presidente de este cónclave socialista, -“una deferencia del presidente Zapatero, que agradezco”- su intervención estuvo cargada de sentido común: no dijo nada en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid que no diga en cada pueblo de la Región. Habló de servicio, de estar con la calle, de ocuparse de los problemas que preocupan a los ciudadanos, de igualdad de derechos de todos los españoles y de lealtad institucional. Los aplausos llegaron cuando aseveró que “gobernamos y gobernaremos siempre en coalición con la sociedad”. Con todos; unidos, sin exclusiones. “Por eso no estamos solos”, aseguró.     

El líder de los socialistas castellano-manchegos, olvidando el porcentaje de demagogia que se permite en estos eventos, se limitó a hablar de cambio –de cambios sin riesgo-, de confianza, de compromisos y de exigencias. Terminó pidiendo un gran esfuerzo para afrontar (en socialista) el provenir: “Recordad” –dijo entre aplausos- “que para la inmensa mayoría somos su única esperanza”. La utopía nunca está de más. Un éxito político personal que confirma el apoyo sin fisuras que le dispensan en Ferraz y los militantes de base.      

 Ayer, el presidente me confirmaba que “los mejores tiempos  -y por tanto, los más nuevos para Castilla-La Mancha- están por llegar” Tras este encuentro, subrayaba: vamos a estar aún  más cerca de la gente, más cerca de todos, más cerca de España”. Un mensaje centrado, sin estridencias, sin contaminaciones ni golpes bajos al adversario.           Le atraco dialécticamente. ¿Nuevos tiempos, nuevas políticas, nuevas caras socialistas para Toledo, la joya de la corona?-          “Bueno, eso también puede ser una posibilidad”.

La larga carrera hacia el 27-M/2007 ha comenzado en este domingo desapacible, en la mitad de septiembre, que se ha resistido a llorar desconsoladamente cuando tanta falta nos hacía. El presidente de los castellanomanchegos sabe que para él la cuenta atrás ha comenzado. “Me siento lleno de ilusión, esta conferencia  nos da fuerza e impulso para encarar el porvenir pero no tengo mentalidad todavía de candidato. Estoy obligado a gobernar para todos. Y a eso me dedico”. Como Séneca,  está convencido de que no hay viento favorable para quien no sabe adónde va”. El candidato socialista José María Barreda tiene claro el ritmo: moderado. Y el rumbo: norte. Siempre, con la inmensa mayoría.  

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