dia de furia / antonio regalado
Los que se rasgaron las vestiduras por la ‘fatwa’ que condenaba a Salman Rushdie tras escribir los “Versos Satánicas”; quienes miraron para otro lado cuando asesinaron al cineasta holandés Teo Van Gogh y quienes dejaron solo al primer ministro danés, Anders Fogs, tras la publicación de las viñetas del Profeta en el diario “Jyllands Posten”, ahora exigen una rectificación a Su Santidad y le acusan de mantener un “pensamiento excluyente de cristiano centralista”.
Los líderes religiosos coránicos conocen perfectamente cómo se excita el fanatismo incubado en las mentes de sus fieles y los explotan con fines políticos. Humillarnos es toda la filosofía que les mueve. Hay que acabar con los infieles –que somos nosotros- porque bien saben que hemos mamado, durante dos mil seis años que siempre ponemos la otra mejilla. ¿Hasta cuando?
¿Tenemos que seguir callados para calmar su cólera? ¿Creen ustedes que nuestro silencio atemperará su ira y contendrá su venganza? Celebremos la valentía del cardenal primado, Antonio Cañizares, que fue el primero en calificar la respuesta islamista de desproporcionada y de cobarde la actitud europea. Tiene razón, estamos ante la “yihad universal”. Y tenemos que decir basta. No podemos dejar solo y desconsolado al obispo de Roma por miedo y conformismo. La fe cristiana es fortaleza, esperanza. Nos conforta ver que el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, en esta ocasión –recordemos que con motivo de las viñetas danesas tildó su publicación de inmorales- ha apoyado las declaraciones del Sumo Pontífice mientras hacía un llamamiento a la moderación a los exaltados. Desgraciadamente, en la Alianza de Civilizaciones no existe protocolo para curar estas heridas provocadas en las ‘madrasas”. Benedicto XVI no tiene que pedir perdón por ejercer su magisterio y su derecho a la libertad de expresión.
La Iglesia católica ha modelado nuestras vidas; sí, ha cometido errores a lo largo y ancho de la historia y ha pedido perdón por sus Cruzadas, Inquisiciones y su colaboracionismo con regímenes totalitarios. Pero con sus concilios, bajo la autoridad del sucesor de Pedro, y con sus encíclicas ha universalizado la democracia y la justicia social.
El Islám -sometimiento- sigue instalado en el medioevo: en el
esclavismo. Y lo peor no es ser o vivir como un esclavo; no, lo más grave es tener alma de esclavo. Jatamí y los religiosos –esos que firman penas de muerte para los homosexuales y lapidan a las mujeres adúlteras- son los verdaderos instigadores de Al Qaeda y de la violencia panarabista que inmola a jóvenes para matar infieles. Aquí deberíamos tenerlo muy en cuenta tras el 11-M. Por eso, el dialogo interreligioso es imposible. Nosotros sabemos desde niños que ninguna guerra es santa. Roma y la Revolución Francesa nos instalaron en la Libertad. Libertad , igualdad y separación de poderes, son las diferencias sustanciales con los que miran a La Meca.
Como creyentes debemos solidarizarnos y compartir el inmenso dolor del Papa y enorgullecernos de la valentía del vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio Cañizares, cardenal primado que mora en Toledo. Un ejemplo.
Frente a la furia, el odio y la venganza, en este viernes cargado de cólera musulmana, opongamos nuestro perdón, nuestra tolerancia y nuestro amor. Pero no bajemos la guardia ahora que Oriana Falacci se nos ha ido no sin alertarnos que habitamos en una Eurabia entreguista y sin valores cristianos. Convengamos con Tito Livio en que el tiempo calme tanta ira desatada en nombre de Alá. Totus tuus.
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