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Bahía de Ítaca

la muralla / antonio regalado

   Nuestra Constitución cumple hoy veintiocho años. Casi seis lustros de convivencia en libertad. El periodo más fructífero de nuestras vidas. No hay nada más que visitar cualquier ciudad o pueblo de nuestra geografía para darnos cuenta de cómo y cuanto hemos progresado desde la Transición.  Somos una nación formada por 17 Comunidades Autónomas.  Un día, pues, para celebrarlo   y empujar juntos la historia en la misma dirección. Una jornada para brindar con un buen vino de La Mancha por todos nosotros.
 
   El presidente de la Junta de Comunidades, José María Barreda tendrá que levantar su copa en Bruselas donde se encuentra para defender ante el Comité de las Regiones una nueva OMC (Organización Común del Mercado) del Vino. La negociación es difícil. El gobierno de la Nación , el ministerio de Agricultura y la Junta ya han rechazado la propuesta comunitaria y se han pospuesto las decisiones del Consejo. Hablamos de un aplazamiento, de una tregua.  Pero la lucha negociadora debe continuar porque a los castellano-manchegos nos va la vida en ello.
    Dialogo con el presidente en la antesala de la cámara acorazada del Instituto Cervantes, en el corazón de Madrid. “Es antes la obligación que la devoción”, me recuerda minutos antes de visionar “Quijote cabalgando en el cine”, un meritorio trabajo de Javier Rioyo y Ascen Marchena, que pronto se verá en todo el mundo. Su ausencia hoy en el Congreso de los Diputados está justificada.
      En la defensa del vino hay unanimidad. Socialistas y populares saben que hay que decir que no a la UE. No , por nuestra gente; no por la economía y no porque no se pueden romper los paisajes. Estos son los datos: 600.000 hectáreas de cultivo. 70.000 familias viven del vino dando trabajo fijo a  38.000 personas  y creando  9 millones de jornales al año. 
     Castilla-La Mancha produce  de media 22 de los 42 millones de Hectolitros  en cada campaña nacional; a ello se destina el 50 por 100 de la  superficie cultivada en España, lo que equivale al 18 % del cultivo en Europa y al 8 % de  los viñedos que se cultivan en todo el mundo.
     Estamos ante un sector estratégico. Y algo más importante: estamos hablando de personas, de seres humanos. No podemos dejar que se mermen sustancialmente las rentas de nuestros agricultores, productores y viticultores. Las viñas forman parte inseparable de nosotros mismos.  Tomo prestada una expresión del presidente Barreda que todo el mundo entenderá: “los viñedos son la única muralla que resiste el implacable avance de la desertización”.
     
    No puede ser progresista recibir subvenciones por arrancar vides; no sólo se pone en peligro el equilibrio de nuestro medioambiente –las cepas fijan el terreno y lo preserva del empuje del desierto- sino que provocaría un éxodo masivo. Y ¿cuál es la alternativa? No hay respuestas mágicas. Estamos en un momento crucial.  La calidad de nuestros caldos debe llevar a una promoción y  distribución adecuadas. Una gestión de futuro. Una nueva cultura.
     El PP apuesta con el sector y los sindicatos porque el precio de la OCM no la paguen los viticultores. En el argot del campo hablan de ‘impuesto revolucionario’. El Partido Popular ha registrado una moción en las Cortes en la que exige al Gobierno Regional más ambición y sobre todo más dinero  para potenciar la Fundación y el Fondo  Vitivinícola. Creen que el millón de euros de la Junta es insuficiente y los ocho de las cooperativas, excesivo.
     Es preciso buscar entre todos – Gobierno, PSOE, PP, Sindicatos y agricultores- una tercera  vía para no dejar a la intemperie a los jóvenes que han decidido quedarse en el medio rural. El arranque de viñedos ha de ser voluntario y siempre ligado a los que se quieran jubilar. Las políticas alternativas a veces solo sirven para desmantelar el campo y esto, seguro,  no lo quiere nadie. 
     La OCM del vino es, con el agua, el mayor reto de nuestros gobernantes. Y de nuestros días. La Región entera espera que asuman la responsabilidad de luchar hasta el final. Mientras se lucha, ya saben, no se fracasa. Hablamos no de partidismo sino de patriotismo constitucional, como lo aprendimos en  Haberrmans. 
    Vamos a cruzar los dedos y a brindar con un buen vino -blanco o tinto, tanto da mientras sea de la tierra-  para que el viaje a Bruselas  del presidente, la entrevista con el comisario Joaquín Almunia y sus propuestas en el Comité de las Regiones, obtengan frutos. Levantemos todas las copas. ¡Viva la Constitución ¡ Y que Dios nos libre de los euro burócratas! La muralla de nuestras vides evitará mañana  la desertización de nuestras vidas.   
    
    

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