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Bahía de Ítaca

corruptores y corruptos / antonio regalado

  ¿Qué fue primero el huevo o a la gallina? La corrupción es un desafío global para Naciones Unidas y para los gobiernos de todo el mundo. Esta es una de las conclusiones  aprobadas esta semana en el Senado, en una jornada a la que asistieron medio centenar de expertos. La corrupción es tan vieja como la política. Aquí todos estaban pensando –y no es la mayor- en la corrupción del ladrillo. La ‘operación malaya’ planeó por Andrátx, Ciempozuelos, Telde, Seseña o Las Navas del Marqués. Lo de las ‘Torres KIO’, Roldan o Vera  se nos antoja prehistoria.  Lo cierto es que  hablar de transparencia sonaba a sexo de los ángeles.  

Luís López Sanz, fiscal del Tribunal Supremo, insistió en que la corrupción no debe utilizarse como arma electoral; propuso un régimen severo de incompatibilidades anteriores y posteriores a quienes ejerzan cargos públicos y abogó por cumplir la ley local y autonómica en material urbanística. El magistrado dijo, además, que la corrupción, los corruptos y los corruptores hay que combatirlos con comportamientos éticos y con una legislación adecuada. Y citó las responsabilidades de banqueros, notarios y registradores de la propiedad.

Otros expertos apuntaron la necesidad de crear una oficina de asuntos internos en las Administraciones, como en Austria,  o la de  proteger a los testigos que denuncien a los corruptos como en Estados Unidos. El profesor Nicolás Rodríguez, de la Universidad de Salamanca,  habló largo y  tendido contra la corrupción transnacional: sobornos en transacciones económicas, blanqueo de capitales y crimen organizado. Conclusión: hay  que castigar penal y económicamente a quienes delinquen. Y, sobre todo, que devuelvan el dinero robado. También  quedó claro que si hay corruptos es porque hay corruptores. Y los datos apuntan a que los pequeños corruptos de ayer forman hoy parte de la elite de los grandes corruptores. Una última consideración dolorosa: la simbiosis políticos-empresarios.      

El presidente  del Senado, Javier Rojo, pidió un gran pacto nacional y  una revisión del régimen electoral y del estatuto de las Corporaciones Locales. Nadie disparó sobre el origen del mal: la financiación de los partidos. 

 

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