el cambio climático / antonio regalado

  La temperatura de la tierra aumenta. En España la crispación ahorrará este invierno la mitad de la factura del petróleo. Al Gore se ha traído a Madrid un documental que el presidente Rodríguez y el alcalde Gallardón han suscrito como una nueva Alianza de Civilizaciones.  El fiscal Fernández Bermejo toma hoy posesión como ministro de Justicia.  ¿Será el hombre que relegalice Batasuna, dé vía libre a la lista blanca de las Nekanes y congele el Pacto Antiterrorista?  Sin duda. Enchironó a Mariano Rubio y lo intentó con el ministro Michavila. El PSOE es primero. Un ultra –asegura el PP- aterriza en la calle de San Bernardo. Cometido: meter en cintura al CGPJ y reconvertir el TC. Temen lo peor. La venganza se sirve con hielo. Por si fuera poco, el doctor Zapatero-House, ya con el talante amortizado, acaba de designar representante ante la Comisión contra la tortura de Naciones Unidas a Emilio Ginés, un simpatizante abertzale. Otra provocación. Ya verán cómo en cinco minutos aboga por la liberación del carnicero De Juana Chaos.

    Elena Salgado, la ministra de ‘la mala uva’, ha puesto en pié de guerra a todas las  CCAA vitivinícolas. Los socialistas de Getafe y Alcobendas contratan a Rubianes, el del campanario y  la ‘puta España’. ¿Recuerdan?  ¿Les ha dolido tanto la ‘manifa’ de las banderas rojigualdas y el himno nacional? Para enfriar el planeta, nada mejor –como propugna Al Gore- que cambiar las bombillas, poner el termostato con dos grados menos en invierno y dos grados más en verano y  usar menos agua caliente. 

   La guerra de los micrófonos entre Jiménez Losantos, Buenafuente y Luís del Olmo puede teñir de sangre los amaneceres de Ponferrada. Volvemos a Puerto Hurraco. Y Otegui quiere conquistar Navarra con la trampa de la unidad.  El cambio global peninsular hasta el 2099 no es  optimista: aumento de las temperaturas entre 4 y 7 grados. Lluvias torrenciales. Para no agrandar la capa de ozono, rebajemos la tensión política, compremos alimentos frescos, utilicemos el transporte público y usemos papel reciclado. Cambiemos de clima. Tiene razón Ibarretxe: estamos locos.