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Bahía de Ítaca

Tormentosa sesion en el senado/ a regalado

Tormentosa  sesión de control en el Senado
Zapatero ofrece la mano tendida al PP para acabar con la crispación creada por el caso De Juana Chaos
-   Pío García Escudero le espetó: Usted tiene pánico a ETA
 -  El presidente insistió:  “primero la paz, luego, la política.
M. Antonio Regalado. Madrid
   El presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero,  pidió ayer, ante el pleno de  la Cámara Alta , que la separación PP-PSOE en materia antiterrorista y penitenciaria tenga un punto final lo antes posible. Zapatero reconoció -sin mencionarlo- que algunas medidas están creando crispación, sobre todo a raíz de la atenuación de condena al etarra de Juana Chaos; el jefe de gobierno argumentó que ese pacto (o acuerdo)  lo necesita el país y lo quieren los españoles, si bien, admitió que seguramente dependerá en gran medida de los eventos electorales.
   Por su parte, Pío García Escudero, presidente del Grupo Parlamentario Popular  le acusó de haber convertido la política antiterrorista en una farsa siniestra.
Tensión en el hemiciclo
  La de ayer fue la sesión de control más bronca de toda la legislatura; dos datos: el presidente del Senado, Javier Rojo, llegó a decir que “los ciudadanos a los que representan se sentirían avergonzados por el comportamiento poco democrático de algunas de sus señorías: “piden explicaciones al presidente –dijo indignado-  y luego no quieren escucharlo”. Y es que la bancada popular interrumpió al presidente en siete ocasiones tras haber escuchado atentamente al portavoz de la derecha. Baste decir también que el tiempo reglamentado para contestar cada pregunta es de seis minutos pero que se prolongó exactamente sesenta y uno, en parte por la generosidad del Rojo que nunca quiere cortare la palabra a los intervinientes y en parte por los abucheos y aplausos de las bancadas.
   Por vez primera en mucho tiempo, los dos partidos mayoritarios invitaron a la tribuna de público a un centenar de personas que no daban crédito al espectáculo.
    Pero más allá de la pasión política, entremos en lo que sucedió en el hemiciclo mientras la lluvia humedecía la capital del Reino,, adelantando el anuncio de  la primavera.
Cesiones ante el chantaje
El portavoz del Partido Popular en el Senado, Pío García Escudero, en tono moderado pero firme, le recordó  que la sociedad española piensa que su presidente “es capaz de dar a los terroristas todo lo  que piden, con tal de que no mate más. Porque usted –le dijo directamente a Zapatero- tiene pánico a ETA y ya no le vale arremeter contra el PP y contra las víctimas, como los culpables de todo lo que pasa”.
García-Escudero relató que  “De Juana no estaría hoy con un pie en la calle, si usted no hubiera querido que así fuera”, e indicándole que “la suya ha sido una decisión política, una decisión arbitraria, una decisión que no era inevitable, y que supone un fraude de Ley”. En este contexto, le recordó al presidente del Gobierno que en el caso de De Juana no hay arrepentimiento, ni condena de la violencia, ni ha pedido perdón a las víctimas. También insistió en que el terrorista condenado por el Supremo no tiene una enfermedad en estado terminal, y en que su situación es voluntaria –“huelga de hambre o dieta blanda”-, “y no es verdad –añadió- que su vida corra peligro. Así lo demuestra el vodevil de cama y ducha del pasado fin de semana, y su entrada en el hospital de San Sebastián por su propio pie”.
 Por todo ello, reclamó a Zapatero que no invocase la legalidad, porque “ la Ley no obliga a atenuar su prisión. Usted podía hacerlo, pero no estaba obligado a hacerlo, ya que también es legal el cumplimiento de la totalidad de la condena”. García-Escudero dio una razón más y le dijo a Zapatero: “sabe usted como yo que De Juana en ningún caso iba a morir ¿Sabe por qué? Porque es un cobarde, de los que matan por la espalda y ponen bombas a traición. Nunca llegaría hasta el final”.
 Tras defender la gestión antiterrorista de los gobiernos de Aznar, consideró “gravísimo” que el Estado haga “pagos políticos” a una banda terrorista. “A usted le ha echado un pulso un asesino, y se ha dejado doblegar. No había que hacer un mártir y lo que ha hecho usted es un héroe ¡Cómo le jaleaban al llegar al hospital!”.
Con todo ello, según García-Escudero, se ha ofendido y humillado a una sociedad que estaba orgullosa de no haber cedido ante los chantajes de los terroristas, orgullosa de haber apoyado a Gobiernos que prefirieron luchar antes que rendirse. “Usted –indicó- tiene miedo a una sociedad que sabe que en los casos anteriores el Estado salió fortalecido frente a ETA, y que, en este caso, su Gobierno tiene la posición más dramáticamente débil que jamás tuvo nadie”. En el tramo final de su intervención, el dirigente del PP lanzó un mensaje a Zapatero y a ETA: “la democracia española es más fuerte que usted y que ellos, y la sociedad española también, y no le van a consentir ni una sola cesión más
 Las amenazas de la hipocresía
   El presidente Rodríguez  Zapatero censuró, como había anunciado la hipocresía y el cinismo del PP en torno a la prisión atenuada del asesino José Ignacio de Juana y acusó al ejecutivo de Aznar de haberle concedido  beneficios penitenciarios extraordinarios (350 días) por escribir un libro-panfleto en el que amenazaba a las fuerzas de seguridad del Estado. Reconoció que De Juana era un asesino, con 25 muertos a sus espaldas pero que la decisión tomada se había hecho conforme a la ley, sin tener en cuenta su pasado y tan sólo por el delito de amenazas y enaltecimiento del terrorismo, tras las condena firme del Tribunal Supremo.
   Luego desveló lo que todos sabíamos: que durante los ocho años de gobierno popular se excarcelaron a 306 etarras,  54 de elloso con penas entre 30 y 327 años; 43 de esos 306, se acercaron al País Vasco y Navarra durante el cautiverio del funcionario de prisiones Ortega Lara. El tercer ejemplo fue el de la excarcelación de Iñaki Bilbao, cuando había cumplido 17 años de un total de 52 y veincuatro meses después de su puesta en libertad asesinó a un concejal socialista. “Y no dijimos nada, ni protestamos; al contrario, apoyamos al señor Aznar”.
  
  Zapatero se dolió de que “esta es la primera vez que un partido en la oposición acusa de ceder al chantaje de ETA. Y esto es inadmisible. Nosotros –enfatizó- jamás discutimos las políticas penitenciarias por responsabilidad; esa es la diferencia entre ustedes y nosotros”.
   Ni una palabra  a la manifestación convocada por Rajoy para el próximo sábado, en Madrid ni despejó duda alguna sobre si Batasuna se presentará o no a los comicios de mayo. Tampoco desveló nada sobre las reivindicaciones de Arnaldo Otegui sobre Navarra.  Los murmullos y abucheos de los senadores del Partido Popular rompieron el discurso presidencial mientras trataban de animarle desde el grupo socialitas con aplausos.  Visiblemente tenso, el presidente apeló a la responsabilidad de todos para alcanzar un acuerdo que haga llegar la paz a Euskadi y a España. “No hay paz por política, enfatizó; hay paz y luego, política”.

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